En el ecosistema audiovisual contemporáneo, uno de los temas recurrentes es el
uso de drogas. La película
En nuestras sociedades liberales y posmodernas, donde la amenaza del fascismo es cada vez más grande y el modo de enfrentársele es a través de la lucha del particular (de las identidades sexuales, étnicas, raciales, etcétera), el modo en que el sujeto se enuncia a sí mismo y enuncia a los demás juega un papel fundamental. El proceso colectivo de acción se torna un concepto que en el futuro jugará un papel más importante, si queremos salvar al planeta de sus males más perversos que lo acercan a la destrucción total.
Es en este panorama donde las drogas, que antaño producían una liberación (o hasta
emancipación) del individuo, y que en ese sentido eran vistas como subversivas, hoy
han sido totalmente apropiadas por el sistema por, precisamente,
Esto ya lo había adelantado Elisabeth Roudinesco, en una serie de artículos donde
defiende la importancia del psicoanálisis frente a la psicofarmacología que trata de
solucionar cualquier padecimiento psíquico con pastillas. Esta eutanasia de la vida
pública parece ser un eco de lo que ella había publicado: “La sociedad democrática
moderna quiere borrar de su horizonte la realidad de la desgracia, de la muerte y de
la violencia, buscando integrar, en un sistema único, las diferencias y
resistencias. En nombre de la globalización y del éxito económico, intentó abolir la
idea de conflicto social” (
Esta “eutanasia de la vida pública” (la negación de mi rol en los procesos de participación política, y peor aún, el no entender que mi indiferencia juega un papel fundamental en los procesos políticos) y “exaltación artificial de la vida privada” (el nihilismo posmoderno New Age que promueve el bienestar “holístico/integral” del individuo, a pesar de su sometimiento en un sistema económico específico) encuentran articulación en el tema de las drogas en el audiovisual contemporáneo.
Una de las primeras películas que popularizó este tema es
Por su parte,
Una película que particularmente destaca en este tema, quizá sea por su paso menos
exitoso que la anterior cinta de su director (
En este artículo, primero, se presenta un análisis de la película
Finalmente, tras establecer una lógica de lectura de la utopía y la distopía, se
encuentra que al interior de todo proyecto utópico hay una distopía ya funcionando.
Esto solo se puede evitar si la utopía propone una ruptura radical con el sistema
simbólico, algo que el capitalismo no permite (aunque nos lo haga creer). Esa
ruptura, en el caso del cine, y para evitar caer en lo que sucede en
La cinta inicia con un primer plano de Robin Wright llorando. Digo que es Robin Wright porque, en la película, ella se interpreta a sí misma en un futuro poco alentador, donde su carrera cayó en un bache del cual nunca se recuperó y ahora vive en un hangar de aviones, junto a un aeropuerto, en compañía de su hija adolescente Sarah y su hijo menor Aaron, un niño con una enfermedad que, por el momento, no está esclarecida.
En compañía de su antiguo agente, Al, visita los estudios Miramount. El logo de los estudios es una clara referencia en nombre e imagen al de Paramount, pero, además, las montañas y estrellas forman un ojo que (nos) mira. Ahí se reúnen con el productor Jeff, un hombre que en seguida lanza halagos a Robin para luego alzarle la voz por el dinero que les hizo perder.
Para evitar esta pérdida de dinero, y salvar la poca carrera que le queda a Robin, Jeff le ofrece un nuevo tipo de contrato. La justificación de este es que el estudio (el Gran Capital) requiere acabar con “toda esta estructura”: terminar con los berrinches de actores y actrices, con los escándalos sexuales, las sobredosis y paparazis. Se trata de controlar al sujeto que intenta escaparse de la lógica de acumulación de la ganancia. Harán una copia digital de Robin que servirá como avatar digital que modificarán a su antojo (y bajo las restricciones de un contrato) para hacer películas con únicamente computadoras.
Este contrato, entonces, ofrece, con la copia imaginaria del individuo, una libertad total al sujeto (“una vez que hagamos tu copia, puedes ir a descubrir tu verdadero ser”, le invita Jeff a aceptar). Como se leerá más adelante, esa copia imaginaria es usada como significante flotante de intercambio comercial: Robin podrá ser en un momento un robot agente secreto, en otro un ama de casa de clase media, en otro una diosa mística.
Mientras Robin piensa sobre el asunto, visita con Aaron al doctor Baker. La condición
auditiva de Aaron ha mermado, pero Baker trata de ser positivo explicando que el
espectro que amenaza con desaparecerle el oído y la vista, y que en el proceso él
confunda palabras e imágenes, supone el futuro de las películas: en unas décadas el
cine será una serie de estímulos que trabajen directamente sobre el subconsciente.
Esto es justamente lo que Alfred Hitchcock declaró alguna vez, a propósito de su
película
Es curioso ligar la pérdida de la capacidad de Aaron para ser estimulado por el cine
(antes de los 40 años, predice Baker, es probable que ya quedará sordo y ciego) sea
justo el paso siguiente para el cine del futuro. Esto empieza a hacer eco con la
definición que Jacques Attali, en su
Continuará siendo la principal distracción tecnológica, el primer pretexto
para salir, viajar, soñar, vivir por poderes de la aventura, la belleza, la
subversión. Al tener que soportar la competencia de las nuevas formas de
nomadismo virtual, se verá obligado a ofrecer espectáculos cada vez más
desmesurados y contar las historias, las sensaciones y las emociones de
héroes nómadas que utilicen instrumentos nómadas para vivir una aventura
nómada. La economía del cine quedará transformada por la obra de dos
evoluciones tecnológicas. Por una parte, el mercado de cualquier filme será
directamente universal, ya que la traducción automática se podrá asociar al
Al reconocer que el cine se convertirá en un espectáculo de tres dimensiones, en
un principio con personajes virtuales detrás de los cuales hay actores, ¿no se
establece un muy claro antecedente del filme? Con esto, por supuesto, no se
pretende decir que
Pronto se convertirá en holograma dotado de tacto, de palabra y de una cierta
forma de inteligencia, capaz de intervenir en la vida cotidiana. Además de
compañero de juegos para los niños, podrá servir para simular a tamaño real
el comportamiento de un obrero ante una máquina, el de un cliente en un
almacén, o el de una muchedumbre en un estadio. El clonimago, primero actor
y cantor, también podrá participar más tarde en un espectáculo vivo.
Representará el mayor cambio y producirá la mayor conmoción mental en el
entorno cotidiano del hombre (
En un principio, entonces, parece que el sujeto logrará doblarse, por no decir
clonarse, en un clonimago que hará todo por él. En
Robin acepta ser escaneada. En su última actuación, dentro de la esfera que registra cada gesto de su rostro y movimiento corporal, su agente Al le hace reír, llorar y emocionarse, funcionando como su último director. Se acaba aquí la primera parte del filme. 20 años después, Robin, más envejecida, conduce por la carretera. Llega a un puesto de seguridad de Miramount donde el guardia le advierte que es una zona exclusiva de animación, y que solo podrá terminar la animación hasta que vuelvan a encontrarse. Le da un ámpula que ella respira, y entra, efectivamente, a un mundo de animación.
Lo primero que se ve como animación en el filme es ella misma en el retrovisor, porque para que el mundo se convierta en un dibujo, primero debe haber un proceso retroactivo en el que yo soy un dibujo también.
Esta segunda parte del filme es, casi en su totalidad, una animación, inspirada en los primeros trazos de Disney, caracterizados por personajes con pronunciadas curvas, ojos saltones y estética de los años cuarenta. Es así como luce el lobby del hotel donde se hospedará Robin, donde con excepción del tráiler que se repite en las pantallas (protagonizado por su doble virtual), todo es una animación. Aquí se invierte la relación, y es en las pantallas donde se encuentra algo que luce más cercano a lo humano.
Este es un mundo animado hipersexualizado (como los animales en la pecera del lobby del hotel, con forma de penes, vaginas e intensa cópula), donde sus habitantes mutan de forma a su antojo, y robots son los administradores. El diseño del propio hotel no es el mismo para todos: está diseñado como la manifestación del inconsciente de cada sujeto que lo habita. Como ejemplo, el camarero Ralph dice, ante la pregunta de si está oscura la habitación o es solo la imaginación: “Si ve oscuridad, es porque usted elige la oscuridad”.
Antes del gran anuncio, la razón por haber convocado a este congreso, Jeff se reúne con Robin de nuevo. Jeff, nuevamente, el Gran Capital, le dice a Robin que el hotel ya no existirá, pues ahora que los escritores de historias son un problema (siguen siendo sujetos que no colaboran totalmente de la reproducción del capital y la ganancia), se ha optado por entrar en “la era de la libre elección”: los actores serán sustancias que los espectadores podrán tomar para hacer con ellos lo que quieran.
Llega el momento de anuncio. El presentador, vestido con túnica eclesiástica y ovacionado como un ídolo por los miles congregados, anuncia con ímpetu y espectáculo el último avance tecnológico, de modo ominosamente similar a como Steve Jobs, Tim Cook y Elon Musk fueron o son reverenciados en sus apariciones públicas.
El presentador promete que, con esta nueva sustancia, uno puede ser cualquier cosa, llevar una vida llena de felicidad, sin frustración. Nos invita a “ser nuestro propio sueño”, como un manual de superación personal. Es recibido con grandes gritos de júbilo, interrumpidos por un francotirador que le dispara.
Aquí es donde el personaje de Dylan, un animador que trabajó con la doble virtual de Robin durante años, interviene para salvarla en el hotel. Tras confusos sueños y despertares, Robin recobra la conciencia en un hospital, donde se informa que ella es un caso imposible de tratar por el momento, así que se le va a congelar en nitrógeno líquido para preservarla y estudiarla en la posteridad. El trabajador que la mete al nitrógeno para conservarla es curiosamente similar al fotógrafo que registró las imágenes para su doble virtual, 20 años atrás.
Al despertar, Dylan aparece de nuevo. A pesar de que entendemos que han pasado años, ninguno de los dos parece haber envejecido un día. Dylan le explica a Robin que Miramount distribuyó con éxito esas pastillas para que uno “sea su propio sueño”. Le informa que la química ha logrado acabar con la violencia, la guerra y el ego individual: “Todos son lo que son. Todos son lo que quieren ser”.
Así, con la distribución de la pastilla, todo el planeta se convierte en una especie de fiesta de disfraces onírica. Por todos lados caminan identidades sexuales, étnicas, raciales, de preferencias de películas, música o arte, activistas de todas las luchas, practicantes de todas las religiones, copias de todos los personajes de todo tipo de ficciones. Cada quien vive en su propia fantasía creada a modo de sus deseos. Toda la ciudad es un lugar lleno de paz y felicidad alucinógena.
Se cumple así el sueño de todas las luchas particulares que buscan su propio
bienestar. El mundo entero es un
Robin, sin embargo, sigue en búsqueda de Aaron. En una cena con Dylan, él le explica que probablemente Aaron se encuentra “del otro lado”: quizás él no tomó la pastilla y está fuera del mundo de animación. En palabras de Dylan, Aaron está “del lado de la verdad”, donde habitan quienes no lograron pasar y quienes operan la fantasía.
Robin le ruega escapar, y Dylan acepta regalarle la pastilla siempre y cuando se vaya y no intente encontrarlo una vez que escape de la animación. Ella toma la pastilla, se despide de Dylan, y empieza a salir del restaurante. Por un lado, detrás de la barra, aparece el guardia de seguridad, que le aseguró que saldría de la animación cuando se tope con él nuevamente.
Por ello, la animación empieza a oscurecerse, y termina a la mitad de un plano de
Robin se topa con una mujer con ropa de Miramount, que apenas respira. Le indica que arriba hallará doctores. Llega al aeropuerto que visitó con Dylan, pero ya no es el onírico espacio de colores pasteles, sino un lugar gris con un globo que lleva a un zepelín. Robin sube, atraviesa una sala donde hombres y mujeres con ropa militar y batas de científicos la ven con asco. Entra a la puerta marcada con el nombre del doctor Baker. Allí se encuentra él, mucho más envejecido.
Baker le indica que le insistió a Aaron muchas veces a que tomara la pastilla y “cruzara al otro lado”, pero el joven siempre esperó a que su madre despertara del nitrógeno líquido. Eso hasta que se rindió y decidió cruzar. Robin entiende que haber regresado de ahí no supuso ningún beneficio: ya no encontrará a su hijo de nuevo, donde sea (y como sea) que él esté.
El doctor tiene una última solución. No podrá juntarse Robin con su hijo, pero podrá hacerla regresar a ese mundo, que se creará con lo que ella traiga en su inconsciente. Ella acepta, y así empieza a ver, desde el punto de vista de su propio hijo, recuerdos de su crecimiento, infancia y vida adulta.
Estos recuerdos son, por supuesto, apócrifos. Robin no puede “recordar” las cosas
que Aaron vio desde el punto de vista de él, así que lo que se ve es un
desdoblamiento de Robin: ella imagina recordar lo que Aaron recordaría. Este es
el estatuto de la mirada
Este desdoblamiento es explícito en una de las tomas que, para rematar con el tema del propio filme, tiene lugar durante una filmación, en la que ve a su madre en pantalla: “Aaron” (en realidad, Aaron tal como lo imagina Robin) se asoma en un set de filmación y ve hacia su madre, quien aparece ahí pero también en el monitor de la izquierda, donde el reflejo de Aaron aparece espectralmente.
Esta aparición espectral es en función de que esa toma supone una interfaz; el
concepto que
Finalmente, en la última escena, Aaron (es decir, Robin) llega a un sitio en
medio de un desierto, con un personaje reparando una avioneta.
En este sentido, la sutura más radical es la del sujeto con la Otredad, que es lo
que sucede en la última escena, donde Robin se sutura con su propio hijo, en la
apariencia de su hijo. Así, al final de
Se revela que “el otro lado de la verdad” al que se refería Dylan no está en otro
lugar, sino aquí mismo: el propio entramado simbólico está escindido en su interior;
el sujeto se encuentra dividido entre su juguete
En términos del psicoanálisis lacaniano, y de su uso para explicar procesos políticos
e ideológicos, lo
Por ello, la aparición de lo
Aquí vale recordar que Roudinesco también comparte esta idea, la de que el devenir exitoso de las drogas es el devenir exitoso del ‘libre’ mercado para fagocitarlas: “Emancipado de las prohibiciones por la igualdad de los derechos y la nivelación de las condiciones, el [individuo] deprimido de fines de siglo ha heredado una dependencia adictiva al mundo” (2018, p. 20).
Cuando Roudinesco señala que las drogas tratan de sustituir al sujeto por el
individuo (2018, p. 16), entiende este cambio en el sentido psicoanalítico del
El hipermundo vertiginoso es un enigma mayúsculo que podría encubrir un día la amenaza más terrible para la salud mental de la humanidad.
Si comprender es controlar, cuando se hayan comprendido los mecanismos, la
localización cerebral y las funciones de los sueños, se intentará
modelarlos. Quizá entonces sea posible eliminar los sueños, desviarlos,
hacerlos a medida. Toda la estructura de la conciencia será trastocada.
El mercado, así, ofrecerá sueños en forma de drogas para dormir. Mostrará la posibilidad de que también los sueños estén en camino a cumplir los intereses del mercado, y así cancelar la subjetividad.
Uno de los modos de evitar esta cancelación del sueño sería con un revés de la
lógica binaria, que fue el esfuerzo de Jacques Lacan con el estudio de las
fórmulas de la sexuación en los seminarios XIX y XX. Se podría establecer un
cuadro de fórmulas de la sexuación a partir de la lectura del futuro que
Lado masculino
Lado femenino
Por ello, en un inteligente revés,
El pasar de ver el complejo de relaciones sociales como utopía a ser distopía es
posible solo gracias a una vista interesada, un
Así, todo consumo, al presentarse aislado de la cadena de producción, oculta la
dimensión de su utilidad para el esquema de continua producción capitalista. Afirma
Marx: ”Consumption produces production in a double way, (1) because a product
becomes a real product only by being consumed. […] (2) because consumption creates
the need for
La inversión tan interesante que hace Marx es que, en el capitalismo, no habita el
sentido común que dictaría “produzco para consumir”: el sistema crea, inventa su
propio consumo, por lo que el capitalismo es más bien un sistema en el que “consumo
para producir”: necesito un eterno y continuo circuito y aparato discursivo que me
empuje a competir con otros individuos para satisfacerme.
Es por ello que la producción capitalista solo puede tener una distribución,
intercambio y consumos capitalistas (pues necesita alimentar su producción). Es por
esto que no importa qué tanta “liberación” tenga el individuo al nivel singular del
consumo de drogas: siempre estará atrapado en la maquinaria económica capitalista.
Es por esto que no importa qué tan
Hollywood supone un excelente lugar para hallar las coordenadas que permitan entender
el proceso de quietud ante los grandes problemas de la humanidad, resguardándonos en
nuestra particularidad, nuestro clonimago y doble virtual.
Lo que vuelve problemático a
La ingenuidad por la que opta
La crítica política de
Esto hace que nos preguntemos nuevamente qué tanto poder de cambiar las condiciones actuales de injusticia tienen las luchas multiculturales, por los derechos sexuales, de las mujeres, ambientales, de las etnias, razas, inmigrantes y cualquier otro grupo de “minoría”. Hay que ser muy claros: todas esas luchas son totalmente justas, importantes y no se han acabado hoy, pero todas ellas terminarán en la contingencia en caso de no resolverse la lucha económica.
¿Por qué? Porque se requiere, justamente, la construcción de una verdad universal que funcione en las condiciones específicas de lucha: se requiere la construcción de una lucha universal que es universal no solo porque es una lucha primigenia, sino porque no importa la particularidad desde la que uno esté: siempre podrá sumarse a ella. En este nuevo sentido, la universalidad no es el fin de las particularidades, sino la articulación de las particularidades a una universalidad específica: una enunciada desde la particularidad.
El fin del nihilismo cómodo al que invitan las drogas (y su consumo en la economía de
“libre” mercado) solo llegará con salvar la idea de colectividad, y ése es el único
modo de salvar al cine del triste futuro que prevé
El problema de esta etapa, como señalaba Žižek al principio de este texto, es que privilegia al individuo sacrificando la vida pública, y como ninguna experiencia estética individual es ajena a una experiencia política específica (como ningún modo de consumo es ajeno a un modo de producción), vivimos en la total ofuscación del proceso de producción política de sentido.
Como siempre a lo largo de su historia, la pornografía destaca aquí como punto de
pivote hacia el que apuntará la producción y consumo de cine del futuro. Con la
disponibilidad de pornografía en páginas gratuitas, con la multiplicación de
pantallas y dispositivos para acceder a ellas, vemos un ocultamiento del fenómeno
pornográfico, que antaño debía ser una experiencia colectiva (desde los primeros
espectáculos pornográficos hasta el intercambio de revistas y DVD de hace unos
lustros). Irónicamente, la pornografía es el género más conservador y recatado del
cine, pues es el que ofusca más su propia experiencia de participación colectiva. La
individualización de la experiencia de consumir pornografía es ominosamente similar
a los primeros pasos que toman las pastillas en
En una última referencia contemporánea, la serie de Netflix
Recuperado el 3 de noviembre de 2018 de
En esta y en todas las otras definiciones del diccionario de Attali que aparecen en este texto, las cursivas son mías.
Otros posibles caminos de interpretación son la idea dicha por Al, en una de las primeras escenas, sobre si Aaron no es acaso el tercer hermano Wright, en referencia a Wilbur y Orville Wright, quienes pilotearon el primer vuelo con motor de la historia. ¿Es acaso Aaron no solo el tercer hermano Wright, por su obsesión con las aeronaves, sino también el tercer hermano Lumiére, otros dos pioneros, ahora del cine, porque él supone el paso a una siguiente evolución del invento?
Traducción del autor: Así, producción, distribución, intercambio y consumo forman un silogismo regular; producción es la generalidad, distribución e intercambio la particularidad, y consumo la singularidad en la que el todo se junta.
Traducción del autor: El consumo produce producción en dos vías, 1) ya que un producto se vuelve un producto real solo al ser consumido […] 2) ya que el consumo crea la necesidad de nueva producción, es decir, crea la causa ideal, internamente promovedora de producción, que es su presuposición.
A propósito de la relación entre el discurso del capitalismo y el plus-de-gozar,
recomiendo la lectura del primer capítulo de